Capítulo 52, At-Tur (La montaña de Tur)
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Capítulo 52 del Corán, (La montaña de Tur)
] Español – Spanish –[ إسباني
Kamil Mufti
Traducción: Lic. M. Isa García
2014 - 1436
تفسير سورة الطور
« باللغة الإسبانية »
كامل مفتي
تر جمة: محمد عيسى غار سيا
2014 - 1436
En este capítulo Dios hace juramentos poderosos para establecer un punto importante. Dios nos dice lo que ocurrirá cuando el juicio inminente llegue y da las razones reales de por qué la gente lo ignora.
Este capítulo de la escritura sagrada toma su nombre de su primer versículo en el que Dios hace un juramento por el Monte Tur, una montaña cerca del lugar donde Dios le habló al profeta Moisés (que la paz sea con él).
¡Qué honor para una persona que Dios le hable directamente! A veces, uno piensa: “¿Por qué Dios no nos habla también a nosotros?” La verdad es que Dios les habla a todos los seres humanos a través del Corán, ¡sino que la mayoría de la gente lo ignora! Ellos no se toman el tiempo para descubrir lo que el Corán les dice.
El propósito de la comunicación de Dios es darnos convicción en la verdad del Islam y guiarnos por el camino de la conducta correcta. Cuando escuchamos las palabras de Dios, nos convencemos de que este mundo no ha sido creado sin un propósito. Entendemos que es una prueba y que hay una recompensa para quien es correcto y un final doloroso para quienes niegan el mensaje. Para asegurase de que no nos tomemos esta advertencia a la ligera, Dios hace algunos juramentos poderosos:
“[Juro] por el monte [donde hablé a Moisés], por el Libro escrito en un pergamino desplegado [donde todos los acontecimientos están registrados], por la casa frecuentada [por los ángeles, idéntica a la Kaaba], por la bóveda elevada, por el mar que se desborda”. (Corán 52:1-6)
Hasta la más simple afirmación del Señor del universo hubiera sido suficiente. Si Él ha hecho cinco juramentos, entonces debemos poner mucha atención a Su advertencia. El propósito de dicha advertencia es hablarnos acerca del castigo terrible:
“que el castigo de tu Señor [en el Día del Juicio] es inevitable y no hay quién lo pueda impedir”. (Corán 52:7-8)
¿Qué ocurrirá en ese día aterrador?
“[Será] el día que el cielo se agite intensamente y las montañas se muevan [hasta quedar reducidas a polvo]”. (Corán 52:9-10)
Si nos engañamos diciéndonos cosas como “bueno, no estoy convencido” o “eso no tiene sentido para mí”, escuchemos entonces lo que Dios les dice a todos aquellos que ponen en duda las advertencias verdaderas:
“¡Cuán desdichados serán ese día los que rechazaron la verdad!” (Corán 52:11)
¿Alguna vez has pensado por qué algunas personas creen y otras no? Después de todo, estamos todos hechos de carne y hueso, entonces, ¿cuál es la gran diferencia? ¿Por qué hay personas que, siendo inteligentes y capaces, no creen en las palabras de Dios? El Corán afirma:
“[Los que rechazan la verdad son] aquellos que en su ignorancia se burlaban”. (Corán 52:12)
Aquellos que rechazan la fe están ocupados en la autocomplacencia. Hacen lo que les place sin ser conscientes del día en que serán juzgados por todo lo que hicieron.
En este mundo, las personas siguen disfrutando sus vidas y son honradas por la sociedad aunque desobedezcan a Dios y causen Su ira todo el tiempo, pero en el Más Allá serán tratados de acuerdo a sus obras y su fe:
“[No olviden] el día que sean empujados al fuego del Infierno”. (Corán 52:13)
Y toda su negación y su lógica serán inútiles:
“(Se les dirá:) Este es el Fuego que desmentían”. (Corán 52:14)
Ellos se divierten mofándose de aquellos que siguen la religión verdadera, acusándolos de tener lavado el cerebro. Pero en ese día, cuando sean lanzados al fuego, se les preguntará:
“¿Acaso les parece esto una hechicería [como decían que eran los milagros de los profetas y los libros revelados], o es que no ven? [¡Hoy no pueden negar su existencia!]” (Corán 52:15)
Dios no es injusto. En este mundo, el camino de la rectitud puede no ser placentero en ocasiones, pero ten en cuenta que los baches en el camino son meras pruebas de parte de Dios. Cuando la gente a tu alrededor comienza a culpar a la religión y a decir: “Si tu religión es tan buena, ¿entonces por qué recibes este trato?”, “¿dónde está el éxito que dices que Dios ha prometido?”, recuerda que este mundo no es el lugar donde podemos ver todos los frutos de nuestros actos. Los resultados se verán en la vida que viene después de la muerte, cuando a aquellos que llevaron una vida frívola, dedicada a la vanidad, se les dirá:
“Entren en él, lo soporten o no, será igual. Solo se los castiga por lo que obraron”. (Corán 52:16)
¡Los castigados no recibirán el castigo sin una razón! Cuando a quienes llevaron una vida recta se les presente la belleza increíble del Paraíso:
“En cambio, los piadosos morarán en jardines y deleite, disfrutando lo que su Señor les conceda. Su Señor los salvó del castigo del Infierno”. (Corán 52:17-18)
Mientras toda la gente a su alrededor se ocupaba solo de los placeres físicos del mundo –dinero, sexo y alcohol, por nombrar algunos–, esta gente consciente de Dios recordó que la vida no está hecha solo para el disfrute, sino que es una prueba de obediencia. Así, su recompensa será el placer eterno del Paraíso, el disfrute interminable:
“[Se les dirá:] ‘Coman y beban para satisfacerse, como recompensa por sus obras’. Estarán recostados sobre sofás distribuidos en líneas, y los desposaremos con huríes de grandes ojos”. (Corán 52:19-20)
La realidad de nuestras vidas es que nuestro placer está incompleto sin nuestras familias. Es por eso que celebramos las vacaciones y los logros personales con los miembros de nuestra familia. Dios reunirá a todos los miembros de la familia que siguieron el camino recto, aunque estén en niveles diferentes según sus obras. Aquellos en los niveles más bajos serán elevados para unirlos con sus padres, hijos y cónyuges.
“Los creyentes y sus descendientes que los hayan seguido en la fe serán reunidos, sin que se pierda ninguna de sus obras. Toda persona es responsable de sus propias acciones”. (Corán 52:21)
La creencia en el Paraíso y el mensaje de Muhammad
Una descripción vívida del Paraíso y argumentos sobre la veracidad del Profeta Muhammad, el Profeta del Islam.
Este capítulo nos recuerda que no debemos preocuparnos solo por ingresar al Paraíso, sino que debemos pensar en ayudar a nuestros familiares y amigos a reunirse allí con nosotros. Los siguientes versículos hablan de las actividades lúdicas y entretenidas que disfrutarán los creyentes con sus seres queridos.
Continuando con las dádivas de los creyentes en el Paraíso, dice Dios:
“Los agraciaremos con tanta fruta y carne como la que deseen. Se pasarán unos a otros una copa que no incitará a frivolidades ni pecados [pues no causará embriaguez alguna]. Serán rodeados por sirvientes, bellos como perlas guardadas [por sus buenos modales]”. (Corán 22- 24)
Otra actividad agradable es sentarse con la familia y los amigos y recordar los buenos tiempos. El Paraíso también nos dará la oportunidad de hacer eso:
“Ellos [la gente del Paraíso] se preguntarán unos a otros”. (Corán 52:25)
Recordarán las buenas obras que hicieron en esta vida para ganar la complacencia de Dios. Los mejores entre ellos serán los que temieron a Dios incluso cuando estaban rodeados por sus familias:
“Dirán: ‘Cuando estábamos viviendo junto a nuestra familia, teníamos temor’”. (Corán 52:26)
Alguien podría preguntarse qué es lo especial de estar rodeado de la familia de uno. Cuando piensas en ello, es fácil actuar correctamente cuando estás con personas que piensan como tú o con aquellos a quienes respetas, o incluso con aquellos que te admiran. En contraste, es más difícil actuar apropiadamente cuando estás solo con los miembros de tu familia, quienes te conocen íntimamente. No tienes que fingir piedad y consciencia de Dios, en esa situación muestras tu verdadera fe. La característica principal de estas personas conscientes de Dios es que no toman el crédito para ellos. Creen que todo es un favor de Dios. Y en el Paraíso expresarán también esos mismos sentimientos:
“Pero Dios nos agració y nos preservó del tormento del Fuego [del Infierno]”. (Corán 52:27)
Es importante que sigamos orando solo a Dios, y tener fe en que Él nos permitirá seguir el camino correcto si nos mantenemos fieles a nuestro compromiso. Esto es lo que la gente del Paraíso recordará:
“[En la vida mundanal] Le suplicábamos a Él [que nos salvara del Infierno]. [Dios respondió nuestras oraciones] pues Él es el Bondadoso, el Misericordioso”. (Corán 52:28)
Aunque el versículo anterior es muy claro y la fe en un solo Dios es un asunto tan simple, aquellos que niegan tercamente la fe inventan miles de excusas, solo porque no quieren perder el orgullo en sus propios “principios” e insignificantes filosofías de vida, igual que hacían los incrédulos de La Meca. Los paganos mecanos utilizaban cualquier táctica para demostrar que este Corán no era más que poesía que el Profeta inventaba, o que quizás él estaba bajo algún hechizo.
“Llama al Mensaje [¡oh, Muhammad!], tú no eres, por la gracia de tu Señor, un adivino [que recibe mensajes de los yinnes] ni un loco. O te acusan diciendo: ‘Es un poeta, esperemos a que le llegue la muerte’. Diles: ‘Sigan esperando, que yo esperaré junto a ustedes’”. (Corán 52:29-31)
Por lo tanto, en los siguientes versículos, Dios les hace una serie de preguntas en un poderoso estilo de interrogatorio, para hacerlos reflexionar acerca de la tontería de sus acusaciones en contra de la persona que ellos habían reconocido toda su vida como un hombre íntegro:
“¿Son sus mentes [de las que están orgullosos] las que los llevan a decir esto [negando la verdad a pesar de las pruebas], o son gente que [no acepta la fe porque] transgrede los límites?” (Corán 52:32)
¿Acaso es realmente posible que el Corán haya sido inventado? ¿Es que no razonan?
“También dicen: ‘Él lo ha inventado’. Pero la verdad es que no creen [por más pruebas que se les muestren]”. (Corán 52:33)
Si es tan simple inventar algo como el Corán, ¿por qué entonces no vienen con una escritura similar?
“¡Que presenten ellos un libro semejante [al Corán], si es verdad lo que dicen! [en su afirmación de que el Corán es inventado por un mortal]”. (Corán 52:34)
La existencia de Dios y la veracidad del Profeta Muhammad
En este capítulo se presentan argumentos probando la existencia de Dios y la veracidad del Profeta Muhammad, que están dirigidos tanto a la mente como al corazón.
Si niegan a Dios, entones, ¿cómo se crearon a sí mismos?
“¿Acaso [niegan a Dios porque] surgieron de la nada o [tienen la idea errada de que] son ellos sus propios creadores?” (Corán 22:35)
El universo magnífico les da un momento para pensar:
“¿O [si como ellos dicen, Dios no lo creó todo, entonces] crearon [ellos mismos] los cielos y la Tierra? El hecho es que no tienen certeza de nada”. (Corán 22:36)
Ellos creen que controlan el mundo. ¡Entonces deben distribuir los favores de Dios!
“¿Acaso poseen los tesoros de tu Señor [y tienen control sobre ellos] o [si no tienen el control sobre todas las cosas, entonces] tienen autoridad absoluta [para distribuir los tesoros de Dios a su gusto]?” (Corán 22:37)
Dado que los incrédulos no tienen voz en la distribución de los favores de Dios, no tienen voz ni voto respecto a quién elije Dios para que sea Su Profeta y entregue Su mensaje. Por lo tanto, no hay razón para rechazar a un Profeta solo porque nació en una época y un lugar lejanos de nosotros.
¿Acaso tienen acceso al cielo, o de dónde obtienen pruebas de sus teorías?
“¿O tienen [los incrédulos] una escalera [que se extiende hasta los cielos] para escuchar los designios de Dios [que sustenten su incredulidad? Entonces [si han escuchado alguna revelación que apoye sus afirmaciones,] que traigan una prueba clara [que legitime su incredulidad]. ¿O [acaso son politeístas que dicen] que a Dios Le pertenecen las hijas mujeres [afirmando que los ángeles son hijas de Dios] y a ellos les pertenecen los hijos varones [reservados solo para ellos]?” (Corán 22:38-39)
Algunas personas evitan estos recordatorios como si se les pidiera un pago por escuchar la verdad. Pero la persona que verdaderamente llama a la fe, como un Profeta, nunca les pedirá nada a cambio:
“¿O acaso [los incrédulos rechazan la fe porque] tú [¡oh, Muhammad!] les pides una retribución que hace que se vean abrumados por las deudas [dificultándoles aceptar tu mensaje]? ¿O acaso ellos [rechazan la fe porque] tienen conocimiento de lo oculto [probando sus afirmaciones] y lo han registrado [poniéndolo por escrito para asegurar su permanencia]? [El hecho claro es que los incrédulos y los politeístas no tienen nada concreto para sustentar sus creencias y sus actos]. ¿O es que quieren tenderte una trampa? Los que se niegan a creer son quienes han caído en una trampa [pues Dios los castigará]”. (Corán 22:40-42)
La verdad es que todos los que niegan a Dios y a Su Profeta tienen algo más en sus corazones, de lo cual dependen para que les proporcione sus necesidades. Puede ser Jesús, un ídolo, una tumba, la riqueza, el poder, o cualquier otra cosa que ellos creen los va a sostener y proteger:
“¿O acaso [ellos rechazan la fe porque] tienen otra divinidad además de Dios? ¡Glorificado sea Dios de cuanto Le asocian! [Nadie puede ser adorado sino solo Dios]”. (Corán 22:43)
Su creencia errónea y su obstinación en negar la verdad los hace ver todo de forma distorsionada. Por ello, Dios dice que aún si ven una señal del castigo viniendo sobre ellos, la descartarán como un producto de las leyes físicas del universo, sin pensar por un segundo en Aquel que hizo esas leyes así como al universo:
“[Los incrédulos son tan obstinados que] Si vieran caer parte del cielo [como un castigo hacia] ellos [lo negarían y] dirían: ‘Son solo nubes acumuladas’”. (Corán 22:44)
Después de todos los esfuerzos para eliminar los malos entendidos de las mentes de esta gente, y de llamarlos sinceramente hacia el camino de Dios, lo último que puedes hacer es ignorarlos:
“Déjalos, [sin predicarles con insistencia] que ya les llegará el día [el Día del Juicio] en que quedarán paralizados de terror [tras escuchar el toque de la trompeta]”. (Corán 22:45)
Debemos intentar todo lo posible con toda sinceridad para llamar a la gente al camino correcto. Pero después de cierto tiempo, cuando estemos convencidos de que hemos hecho todo lo posible, es el momento de ignorarlos. A veces, esa gente no solo niega el mensaje, sino que también trata de demostrar sus concepciones erradas malgastando el tiempo de uno; debemos evitar a esa gente. Dios dice:
“Ese día [el Día del Juicio] no los beneficiarán en nada sus argucias [sino que más bien los perjudicarán] y nadie los auxiliará [contra el castigo de Dios]. Los injustos sufrirán, además de este [castigo en la vida próxima], otros castigos [en este mundo], pero la mayoría no lo sabe”. (Corán 22:46-47)
Lo que se debe hacer en todas estas situaciones difíciles es ser paciente, como Dios consoló al Profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones de Dios sean con él):
“[Por lo tanto, ¡oh, Profeta Muhammad!] Ten paciencia con los designios de tu Señor [de permitirles a los incrédulos un respiro hasta la fecha programada de su castigo] y sabe que te encuentras bajo Mis ojos [así que no tienes nada que temer de ellos]. Glorifica con alabanzas a tu Señor cuando te levantes [a orar] por la noche [en la oración nocturna de Tahayyud] y al ocultarse las estrellas [al alba]”. (Corán 22:48-49)
¡Dios es increíblemente amable con nosotros! Él quiere que evitemos lo más peligroso que podría introducirse en nuestro corazón y destruir nuestras intenciones sinceras: el egocentrismo. Naturalmente, cuando nos mezclamos demasiado con personas que no están en el camino correcto, sentimos pena de ellas, pero a veces también nos sentimos superiores a ellas. Es por eso que Dios nos recuerda que para evitar ese sentimiento, solo tenemos una herramienta: glorificar a Dios en todo momento. Así, estaremos siempre alertas y conscientes de que es solo Dios el más Supremo y libre de defectos. Considerando que nosotros, como seres humanos, jamás podremos declararnos libres del castigo hasta que Dios nos salve por Su misericordia en el Día del Juicio.