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La importancia de la creencia en la Vida después de la Muerte, así como también vislumbrar lo que nos espera en la tumba, en el Día del Juicio y la Morada Final.

    La Creencia en la Vida después de la Muerte

    الإيمان بالحياة بعد الموت

    ] Español – Spanish –[ إسباني

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    2013 - 1434

    Todos tenemos miedo a morir, y con razón. La incertidumbre de lo que yace más allá es aterradora. De todas las religiones, el Islam es la que provee los detalles más gráficos de lo que sucede después de la muerte y en el más allá. El Islam muestra la muerte como el umbral natural al paso siguiente después de la existencia terrena.

    La doctrina islámica sostiene que la existencia humana continúa después de la muerte del cuerpo con una resurrección espiritual y física. Hay una relación directa entre nuestra conducta en la tierra y la vida del mas allá. La vida después de la muerte será de recompensas y castigos proporcionales a la conducta mantenida en La Tierra. Llegará el día en el que Dios resucitará y reunirá a su primera y última creación y juzgará a todos con justicia. La gente ingresará a su último destino, el Infierno o el Paraíso. La fe en la vida después de la muerte nos incita a hacer lo correcto y a alejarnos del pecado. En esta vida, algunas veces, vemos sufrir a los piadosos y disfrutar a los opresores. Pero todos serán juzgados un día y la justicia llegará.

    La fe en la vida después de la muerte es una de las seis creencias fundamentales que tiene un musulmán para completar su fe. Rechazarla hace que las demás creencias no tengan validez. Piensen en un niño que no coloca sus manos en el fuego. No lo hace porque está seguro que se quemará. Pero cuando tiene que realizar los deberes escolares, el mismo niño se siente perezoso porque no entiende la influencia que una buena educación tendrá en su futuro. Ahora, piensen en un hombre que no cree en el Día del Juicio. ¿Consideraría el creer en Dios y conducir su vida según esta creencia algo importante? Para él, ni la obediencia a Dios es útil, ni la desobediencia es perjudicial. ¿Cómo, entonces, puede vivir una vida consciente de Dios? ¿Qué incentivo tendrá para soportar los procesos de la vida con paciencia y evitar caer en los placeres mundanos ilícitos? Y si un hombre no sigue el camino de Dios, entonces ¿Para qué le sirve creer en Dios, si es que le sirve para algo? La aceptación o rechazo de la vida después de la muerte es, tal vez, el gran factor que determina el curso de vida que seguirá el individuo.

    Los muertos continuaran experimentando la existencia y la conciencia en la tumba. Los musulmanes creemos que, al morir, la persona ingresa en una fase intermedia entre la muerte y la resurrección. Muchos eventos ocurren en el nuevo “mundo”, como el “interrogatorio” de la tumba, en donde todos serán cuestionados por los ángeles acerca de su religión, su profeta y su Señor. La tumba es un jardín del paraíso o un foso del infierno; los ángeles de la piedad visitan las almas de los creyentes y los ángeles del castigo visitan al incrédulo y al ateo.

    La resurrección será precedida por el final del mundo. Dios ordenará a un ángel que toque la Trompeta. En su primer toque, todos los habitantes de los cielos y la tierra caerán inconscientes, excepto por aquellos perdonados por Dios. La tierra será allanada, las montañas se convertirán en polvo, el cielo se desplomará, los planetas se dispersarán y las tumbas se abrirán.

    La gente será resucitada en sus cuerpos físicos originales desde su tumba, ingresando así en la tercera y final fase de la vida. ¡La Trompeta tocará de Nuevo y la gente se levantará de sus tumbas, resucitada!

    Dios reunirá a todos los humanos, creyentes e incrédulos, genios, demonios, y hasta los animales. Será una reunión universal. Los ángeles llevarán a todos los seres humanos desnudos, sin circuncindar y descalzos a una Gran Reunión. La gente esperará a ser juzgada y la humanidad transpirará en agonía. Los virtuosos serán protegidos bajo la sombra del Magnifico Trono de Dios.

    Cuando la condición se vuelva insoportable, la gente pedirá a los profetas y mensajeros que intercedan por ellos ante Dios para salvarlos del sufrimiento.

    La balanza que pesará las acciones será preparada y se evaluarán los actos de las personas. Seguirá el resultado de los registros de los actos realizados por los hombres en esta vida. El que reciba el registro de sus actos en su mano derecha no tendrá nada que temer, y será felizmente devuelto a su familia. Sin embargo, la persona que reciba su registro en su mano izquierda deseará estar muerta ya que será lanzado al Fuego. Estará lleno de arrepentimiento y deseará que no le hayan entregado su registro.

    Luego Dios juzgará a Su creación. Se le recordará e informará acerca de sus buenos actos y pecados. Los creyentes reconocerán sus faltas y serán perdonados. Los incrédulos no tendrán buenos actos que mostrar ya que un incrédulo es recompensado por ellos en vida. Algunos eruditos opinan que el castigo de un incrédulo puede ser reducido por sus buenos actos, excepto por el castigo del gran pecado de no creer o ser idólatra.

    El Siraat es un Puente que se establecerá sobre el Infierno por donde se debe transitar para llegar al Paraíso. Quien haya sido firme en la religión de Dios durante esta vida pasará con facilidad.

    El Paraíso y el Infierno serán la última morada luego del Juicio Final. Son reales y eternos. La alegría de la gente del Paraíso no terminará y el castigo de los incrédulos condenados al Infierno nunca cesará. Contrario a un sistema simplista de admisión o rechazo que encontramos en algunas creencias, el Islam es más sofisticado y evidencia en detalle la aplicación de la justicia divina. Esto puede ser visto de dos maneras. Primero, algunos creyentes pueden llegar a sufrir en el Infierno para pagar por sus pecados graves por los que no se arrepintieron. Segundo, el Paraíso y el Infierno tienen niveles.

    El Paraíso es el jardín eterno de los placeres físicos y de los deleites espirituales. Todo sufrimiento estará ausente y los deseos del cuerpo serán satisfechos. Palacios, sirvientes, riquezas, arroyos de un vino exquisito que no embriaga, miel y leche, fragancias placenteras, voces suaves, parejas puras para la intimidad; ¡La persona nunca puede llegar a aburrirse o cansarse!

    La mayor felicidad, sin embargo, será contemplar a su Señor, y de esto los incrédulos estarán privados.

    El Infierno es un lugar de castigo para los incrédulos y de purificación para los creyentes pecadores. Castigo para el cuerpo y el alma: Fuego para el cuerpo, agua hirviendo para beber, comida caliente para comer, cadenas y sofocantes columnas de fuego y humo. Los incrédulos serán eternamente castigados en él, en cambio los creyentes pecadores eventualmente serán enviados del Infierno al Paraíso.

    El Paraíso es para aquellos que han adorado solamente a Dios, han creído y seguido a sus profetas, y han vivido vidas morales de acuerdo a las enseñanzas de las escrituras.

    El Infierno será la morada final de aquellos que han negado a Dios, adorado a otros seres además de Dios, rechazado la llamada de los profetas y llevado vidas en el pecado sin arrepentirse.