El Islam es un sistema completo, y algunas de sus bellas cualidades
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El Islam es un sistema completo, y algunas de sus bellas cualidades
Primer Jutba:
Alabado sea Aquel que envió a Muhammad, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, con la guía y la religión verdadera y dispuso para él la misma religión monoteísta que encomendó a Noé, Abraham, Moisés y Jesús –hijo de María–; convirtiéndose de esta forma en la mejor religión y la más beneficiosa para la gente.
Y atestiguo que no hay nada ni nadie con derecho a ser adorado excepto Al-lah, Único, sin asociados; y atestiguo que Muhammad es Su siervo y Mensajero, lo envió en un momento próximo a la Hora como albriciador y amonestador, exhortando a creer en Al-lah con Su anuencia y como una antorcha luminosa; que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, con su familia y compañeros, y con todos aquellos que sigan su guía hasta el Día del Juicio Final.
Procediendo:
¡Hermanos musulmanes! Teman a Al-lah, Glorificado sea, alaben a su Señor por la gran bendición de haber dispuesto el Islam como religión, la mejor y la más justa, puesto que ha dado a cada asunto el derecho que le corresponde; por ejemplo, en el campo de la adoración ha establecido que nadie merezca ser adorado excepto Al-lah, Único y sin asociados, ya que Él es el Único Creador, de ahí que la adoración sólo tiene que ser dirigida a Al-lah. Él por sí Mismo requiere ser amado y respetado, por eso nuestras intenciones y acciones sólo son por y para Él. Nuestras inclinaciones y postraciones sólo son para Él, el degollar un animal como acto de adoración sólo es permitido si es hecho para Él; de ahí que quien se incline, se postre o sacrifique un animal –como acto de adoración– a otro que no sea Al-lah, se convierte en un incrédulo y politeísta. Al-lah vedará el Paraíso a todo aquel que Le atribuya copartícipes, y su morada será el Infierno, los inicuos jamás tendrán auxiliadores.
En el campo de la guerra y la paz, Al-lah, Glorificado sea, describió al Islam como una religión pacífica y tolerante, puesto que garantiza la paz, y prohíbe la injusticia y la opresión; pero si los musulmanes o las cosas que los musulmanes consideran como inviolables son atacadas o agredidas, los musulmanes tienen derecho a defenderse y a defenderlas hasta que cese la agresión. También garantiza la protección y paz a los cristianos y judíos que vivan bajo el Estado islámico, pagando un impuesto social llamado Yiziah. En el campo de la fuerza y la defensa, del mismo modo que los musulmanes buscan la paz y difundirla, también deben estar preparados ante cualquier agresión material y espiritual.
En el campo de la firmeza y la unión, ordena la hermandad entre su gente –para así derrocar cualquier artimaña contra ellos–, y advierte contra las divisiones, ya que son un arma letal que merma la hermandad y los objetivos comunes. Dice Al-lah: {Aferraos todos a la religión de Al-lah y no os dividáis. Recordad la gracia de Al-lah al hermanaros uniendo vuestros corazones después de haber sido enemigos unos de otros, y cuando os encontrasteis al borde de un abismo de fuego, os salvó de caer en él. Así os explica Al-lah Sus signos para que sigáis la guía} [Corán 3:103]. {¡Oh, creyentes! Cuando os encontréis con una tropa [de incrédulos] manteneos firmes [y perseverad en el enfrentamiento], y recordad permanentemente a Al-lah para que así triunféis. Y obedeced a Al-lah y a Su Mensajero, y no discrepéis porque os debilitaríais y seríais derrotados. Sed pacientes y perseverantes, pues ciertamente Al-lah está con los pacientes} [Corán 8:45-46]. La unión basada en la creencia es la única unión útil que actúa como frente contra las fuerzas que quieren acabar con sus creencias.
La cooperación en asuntos religiosos es uno de los elementos de resistencia más fuertes para mantener esta unión, porque defender la creencia verdadera es superior a defender la integridad física o la patria, puesto que la felicidad en esta vida y en la otra se alcanza aferrándose al Islam; el nacionalismo y el patriotismo no proporcionan la felicidad, pues es bien sabido que una persona puede vivir felizmente –si cumple con su religión– aun sin estar en su país o entre su gente.
Para conseguir esta unión se han legislado diversos actos de adoración, las cinco oraciones diarias en la mezquita son un lazo de unión para la gente de un determinado pueblo o barrio, la oración del viernes lo es para la gente de toda una ciudad, el día de 'Arafat y el día del Sacrifico (el noveno y el décimo día del mes de Dhul Hiyya respectivamente) lo es para todos los musulmanes del planeta, sin mencionar los grandes beneficios que se consiguen durante estas reuniones y encuentros.
En el campo de las relaciones interpersonales el Islam ordena dar a cada miembro de la sociedad el derecho que le corresponde: nuestra alma tiene su derecho debido, la familia tiene su derecho debido, los amigos, cada persona con la que tratemos… ¡debemos tratarlos con sinceridad y transparencia, no mentir ni engañar, pues quien engaña no es de los nuestros!
En el campo de las promesas que pactemos con nuestros semejantes, se nos ordena cumplir esos pactos y no violarlos, inclusive si no son musulmanes estamos obligados a cumplir nuestros pactos con ellos; y en el caso de que tengamos evidencias de que ellos quieren romper el pacto, tampoco debemos aprovechar eso para engañarlos, sino que tenemos que informarles que nosotros damos por finalizado el pacto. Dice Al-lah: {Y cuando sepas de la traición de un pueblo [con el que hayas realizado un pacto de cese de hostilidades], hazles saber que rompes el pacto igual que ellos. Por cierto que Al-lah no ama a los traidores} [Corán 8:58].
Esta religión insta y exhorta a los más bellos y excelsos modales, y prohíbe los malos modales de cualquier forma. Quien reflexiona sobre el Islam lo encuentra como la verdadera religión, que garantiza la felicidad a los individuos, las sociedades y los gobiernos, tanto en esta vida como la otra, es la religión que todos deben seguir y difundir.
Por eso, estimados hermanos, alabemos a nuestro Señor al habernos agraciado con esta religión, y preservemos esta bendición actuando conforme a lo que trajo el Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, interna y externamente, a solas y en público; ya que si nos apartamos de Su camino es probable que nos arrebate esta bendición y se la dé a otros. Dice Al-lah: {Se os pide contribuir por la causa de Al-lah, pero entre vosotros hay quienes se muestran avaros. Sabed que la avaricia es en perjuicio propio y que Al-lah prescinde de toda Su creación; y por cierto que sois vosotros quienes necesitáis de Él. Si no creéis, Al-lah os sustituirá por otros que no obrarán como vosotros [sino que creerán y obedecerán a Al-lah]} [Corán 47:38]; y es bien sabido que si uno es agradecido con las bendiciones, éstas crecen y aumentan; pero si somos desagradecidos, éstas disminuyen y desaparecen. {Hoy os he perfeccionado vuestra religión, he completado Mi gracia sobre vosotros y he dispuesto que el Islam sea vuestra religión} [Corán 5:3].
Que Al-lah, Glorificado sea, nos bendiga con lo que leamos y entendamos del Corán, y nos beneficie con la compresión de Sus sabios signos.
Le pido a Al-lah, Glorificado sea, perdón por nuestras faltas. Háganlo ustedes también.
Segundo Jutba:
Las alabanzas son para Al-lah, alabanzas numerosas, puras y benditas, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con nuestro Mensajero Muhammad, con su familia y todos sus compañeros.
Procediendo:
¡Hermanos musulmanes! Teman a Al-lah, Glorificado sea, y sean conscientes de la gran bendición de Al-lah al haber enviado Mensajeros y revelado Libros a Sus siervos, pues la necesidad de las personas por ello es mayor que su necesidad por la comida, la bebida y el oxígeno.
Al-lah nos creó por primera vez con la inclinación natural a reconocerlo, es decir, saber que Él es el Dios Supremo, Quien merece la adoración, y le reveló a Adán aquello que sería beneficioso para él y su descendencia en ese tiempo de la historia. Pasaron los años y la descendencia de Adán fue creciendo más y más, hasta que empezaron a tener discrepancias entre ellos, y fue entonces cuando Al-lah envió a los Profetas como albriciadores y amonestadores, y les reveló los Libros Sagrados con la Verdad para que juzgaran entre los hombres acerca de lo que discrepaban.
El primer Mensajero que Al-lah envió fue Noé, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, y así estuvo enviando Mensajero tras Mensajero acorde a las necesidades de la gente, hasta que selló la profecía con el último de los Profetas, Muhammad, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él; y el número total de Profetas fue ciento veinte mil, trescientos quince de ellos fueron Mensajeros[1]; así pues, creed en estos Libros Sagrados y en estos Profetas: { Decid: Creemos en Al-lah y en lo que nos fue revelado, en lo que reveló a Abraham, a Ismael, Isaac, Jacob y las doce tribus [descendientes de los hijos de Jacob], y lo que reveló a Moisés, Jesús y a los Profetas. No discriminamos entre ellos, y nos sometemos a Él} [Corán 2:136].
La creencia en los Libros Sagrados implica creer en todos los Libros que Al-lah ha nombrado y mencionado, es decir: creer en las Páginas que Al-lah le reveló a Abraham, en la Toráh que le reveló a Moisés, en los Salmos que le concedió a David, en el Evangelio que le reveló a Jesús, y en el Furqan, es decir, el Corán que le reveló a Muhammad, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él; y creer de forma general en aquellos Libros que Al-lah no ha mencionado (es decir, creer en todo Libro que Al-lah haya revelado a Sus Profetas).
Es parte de la creencia en los Libros el creer que este Corán que Al-lah le ha revelado a Muhammad, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, es la Palabra de Al-lah, la cual habló verdaderamente y la cual escuchó el Ángel Gabriel –aquel que dispone de poder para ejecutar las órdenes de Al-lah y es un fiel transmisor–, y después el Ángel Gabriel se la reveló a Muhammad, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, quien memorizó tanto las palabras como su significado, y después las transmitió a sus compañeros, que Al-lah esté complacido con ellos, aquellos que son lo mejor de esta Ummah en creencia y los más confiables y honestos; pues tras la muerte del Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, recopilaron y juntaron todo el Corán para así transmitirlo sin agregar ni omitir nada, exactamente como lo recitamos hoy en día, y lo hicieron antes de todas las divisiones y discrepancias que surgieron posteriormente, y esto es parte de las causas que Al-lah decretó para así preservar y proteger Su Libro de toda alteración, dice Al-lah: {Ciertamente Nosotros hemos revelado el Corán y somos Nosotros sus custodios}[ Corán 15:9 ].
En cuanto a la creencia en los Mensajeros y Profetas, esto implica creer en todos los Mensajeros y Profetas que Al-lah ha enviado, en todos aquellos cuyos nombres nos ha mencionado Al-lah, y creer de forma general en el resto cuyos nombres desconocemos. Dice Al-lah, Glorificado sea: {Por cierto que enviamos otros Mensajeros antes de ti; de algunos de ellos te hemos relatado [su historia] y de otros no} [Corán 40:78]. Aquellos que Al-lah nos ha mencionado son: Muhammad, Abraham, Moisés, Jesús, Noé, David, Salomón, Job, José, Aarón, Zacarías, Juan el Bautista, Elías, Ismael, Eliseo, Jonás, Lot, Hud, Saleh, Shu'aib, Enoc, Isaac y Jacob.
También es parte de la creencia en los Libros Sagrados y Mensajeros el creer en todo lo que nos informan, sin la menor duda, y actuar conforme a los veredictos que se extraen de ellos, y creer que son las mejores leyes y las más beneficiosas para la creación, tanto en sus asuntos religiosos como en los mundanos.
Quien no crea en algún Profeta o Libro Sagrado, es incrédulo de todos los demás; y quien rechace las leyes que Al-lah ha legislado para Sus siervos, buscando con ello gobernar con otras que Al-lah no ha revelado, se convierte en incrédulo; y quien cumpla con las Palabras de Al-lah: {El Mensajero y sus seguidores creen en lo que le fue revelado por su Señor. Todos creen en Al-lah, en Sus Ángeles, en Sus Libros y en Sus Mensajeros. No hacemos diferencia entre ninguno de Sus Mensajeros. Y dicen: Oímos y obedecemos. Perdónanos Señor nuestro, pues ciertamente a Ti volveremos} [Corán 2:285], ciertamente es un creyente.
Pidan bendiciones por el Profeta Muhammad, tal como Dios se los ordena: {Ciertamente Al-lah y Sus Ángeles bendicen al Profeta. ¡Oh, creyentes! Pidan bendiciones y paz por él}; y dijo el Profeta Muhammad, sal-lal-lahu 'alaihi wa sal-lam: “A quien pide a Al-lah, Glorificado sea, una bendición para mí, Al-lah lo recompensa por esta acción con diez bendiciones".
¡Oh Al-lah! Da bendiciones y paz a nuestro Profeta Muhammad, a sus familiares, a todos sus discípulos y a quienes sigan su guía de buena manera hasta el Día del Juicio. ¡Oh Al-lah! Da tu complacencia a todos los discípulos de Tu Mensajero, de quienes fueron destacados Abu Baker, Omar, 'Uzman y 'Ali. Complácete también con todos los seguidores de estas nobles personas, quienes siguen su guía hasta el Día del ajuste de cuentas, y con nosotros los presentes, pues Tú eres en verdad el más Clemente.
¡Oh Al-lah! Enaltece y dignifica al Islam y a los musulmanes, protégenos del mal de nuestros detractores, y líbranos de los problemas del encarecimiento de los productos, la propagación de enfermedades, de la usura y el interés monetario, del adulterio y la fornicación, de los terremotos, de las dificultades y las tribulaciones, y de la perversión y corrupción oculta y evidente.
¡Oh Al-lah! Perdónanos y perdona a nuestros hermanos creyentes que ya fallecieron, y no hagas que en nuestro corazón se encierre el desprecio y el odio por los que han creído en Ti como se debe. Tú eres el más Bondadoso y Misericordioso.
[1] Aunque haya algunos eruditos contemporáneos del hadiz (Shaij Al Albani) que han dado por aceptable el hadiz que se reporta sobre este tema, realmente lo correcto es que todos los hadices que se reportan al respecto son débiles, tal como ha mencionado el Shaij del Islam Ibn Taimiah en Maymu' Al Fatawa del Imam Ahmad y Muhammad Ibn Nasr, en donde establecen que el hadiz de Abu Dhar que se reporta al respecto es débil para ellos.