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Allah nos relata en el Sagrado Corán la historia del Profeta Noé (Nuj), para mostrarnos un ejemplo de paciencia, perseverancia, humildad, entrega y dedicación a su pueblo a pesar del rechazo.

    ¡Hijo mío, sube al arca!

    ] Español – Spanish – إسباني [

    Lic. M. Isa García

    2011 - 1432

    ﴿ يَا بُنَيَّ ارْكَب مَّعَنَا

    « باللغة الإسبانية »

    محمد عيسى غارسيا

    2011 - 1432

    Alabado sea Allah, Señor del Universo. Le glorificamos, Le pedimos perdón por nuestros pecados y a Él nos encomendamos. Nos refugiamos en Allah del mal que existe en nuestras propias almas y de los perjuicios de nuestras malas acciones. A quien Allah guía nadie puede desviar, y a quien extravía nadie puede guiar.

    Atestiguo que nada ni nadie merece adoración sino Allah, Único, Quien no tiene copartícipe alguno. Atestiguo que Muhammad es Su siervo y Mensajero.

    Alabado sea Allah, Único y sin socios en Su reino, alabado sea Aquél cuya adoración exclusiva es la principal causa que nos hará entrar al Paraíso. Alabado sea Allah que nos ha guiado al Islam, haciéndonos pertenecer a la comunidad del último de los profetas enviados a la humanidad, Muhammad, a quien concedió la sabiduría y el Corán. Alabado sea Allah por todas las gracias y bendiciones que nos ha concedido. Alabado sea, por haber hecho de este mundo una tierra de cultivo, para cosechar los frutos en esta vida y el más allá. Quien obre bien, encontrará recompensa, y debe agradecer a Allah. Quien haya obrado mal, se hará merecedor del castigo, y no debe culparse sino a sí mismo.

    Allah nos relata en el Sagrado Corán la historia del Profeta Noé (Nuuj), para mostrarnos un ejemplo de paciencia, perseverancia, humildad, entrega y dedicación a su pueblo a pesar del rechazo.

    El Profeta Noé fue el primer profeta enviado a la humanidad. Allah lo envió a un pueblo que había dado la espalda a las enseñanzas de los profetas, y se sumía en la incredulidad, la intolerancia, la idolatría y la inmoralidad. Discriminaban y rechazaban a los pobres y desamparados.

    Dice Allah en el Corán: “El pueblo de Noé desmintió a los Mensajeros. Su hermano Noé les dijo: ‘Tengan temor de Allah, yo soy un Mensajero leal, tengan temor de Allah y síganme. Yo no les pido dinero a cambio [de transmitirles el Mensaje], sólo el Señor del Universo me recompensará por ello. Tengan temor de Allah de Allah, y obedézcanme’. Pero le dijeron: ‘¿Acaso vamos a creerte cuando sólo te siguen los más débiles?’.” (26:105-112)

    Pero Allah consoló el corazón de su profeta, y le dio una orden, que comenzara la construcción de un arca. Quien siguiendo el llamado subiera al arca, a pesar de la falta de señales y evidencias del advenimiento del diluvio, sólo a quien creyera en su mensaje, con una advertencia severa. Esta demostración de fe, que era subirse a una barca montada en la mitad del desierto, sería garantía de salvación. Quien se dejara influenciar por las burlas y no subiera a la barca, se estaría condenando a sí mismo.

    Dice Allah en el Corán:

    “Construye el arca bajo Nuestra observancia y según Nuestra orden”. (11:37)

    Allah le dio órdenes precisas de cómo construir esa barca y de en qué lugar hacerlo.

    “Y mientras construía el arca, cada vez que pasaban ante él los poderosos de su pueblo se burlaban, y él les decía: ‘Si se burlan de nosotros, sepan que ya nos burlaremos de ustedes como ustedes lo hacen ahora. Ya van a ver a quién le alcanzará un castigo humillante [en esta vida], y [en la otra] sufrirá un tormento eterno”. (11:38-39)

    Ese es el caso del creyente en toda época y lugar. Los incrédulos se burlan de su fe, de su entrega a Allah, de que se prohíba a si mismo placeres de este mundo para ganarse los placeres del otro mundo. Que haga cosas sobre las que no hay constatación científica, sino que se hacen por fe, esperando de Allah la recompensa. Así es como nuestras hermanas sufren burlas y discriminación cuando usan su hijab. Así es como los hermanos sufren burlas y discriminación cuando usan su barba, o cuando hacen la oración en público, cuando rechazan comida que tenga cerdo o una bebida alcohólica. Pero Allah concede serenidad al corazón del creyente que ningún placer mundano puede proporcionar.

    Dijo Allah: “Cuando llegue Nuestro designio y el agua brote de la tierra, haz subir a ella una pareja de cada especie, embarca a tu familia, salvo a quienes de ellos decretamos que serían destruidos, y a los creyentes. Y en verdad unos pocos creyeron en él”. (11:40)

    Esa es la consigna. Trabaja para construir tu fe, como Noé trabajó para construir la barca, y cuando llegue la prueba, en su caso la inundación, el diluvio, en ese momento quienes hayan construido una barca podrán subirse a ella y salvarse, pero quienes no hayan prestado atención y no hayan trabajado su fe, no tendrán a que aferrarse, y las aguas violentas de la fitna y los pecados lo arrastrarán.

    La orden de Allah es clara, construye una barca que no destruya el medioambiente, sino que lo proteja, y trabaja no solo para tu fe, sino para la de tu familia, y la de los creyentes que te sigan. No se trata solo de salvarte tú mismo, sino de tratar de salvar a todo el planeta.

    Cuando llegó el diluvio Allah nos relata qué hizo Noé:

    “Y dijo [Noé]: Embarquen [pero rueguen a Allah diciendo]: ‘¡Qué en el nombre de Allah navegue y ancle! Por cierto que mi Señor es Absolvedor, Misericordioso’.

    Es decir, haz lo que tengas que hacer, pero no confíes en que solo tus obras te salvarán, sino que ruega a Allah de corazón para que tu barca llegue a buen puerto segura y a salvo. ¿Pueden imaginarse a estos creyentes diciendo estas súplicas con el corazón en la mano, mientras sus ojos veían llegar el tsunami de la inundación? Dice Allah sobre este momento:

    “Y [el arca] navegó con ellos entre olas como montañas; y Noé llamó a su hijo que se encontraba en un lugar apartado: ¡Hijito mío! Sube al arca y no te cuentes entre los incrédulos”. (11:41-42)

    Imagínate a un padre, desesperado por salvar a su hijo, que no había querido creer en él. El padre estaba desesperado intentando salvar a su hijo, invitándolo por última vez, viendo como esa decisión suya, sería la que finalmente definiera su futuro, si creía se salvaba, y si se apartaba de su padre, se moría condenándose. “¡Hijito mío! Súbete al arca” ven a la mezquita conmigo y aprende y practica el Islam, es tu arca para salvarte en medio de las olas de pasiones y desviaciones de esta sociedad materialista.

    Pero, ¿Cuál fue la respuesta del hijo de Noé, el profeta de Allah?:

    “Dijo [su hijo]: ‘Me refugiaré en una montaña que me protegerá de las aguas’. Le dijo [Noé]: ‘Hoy no habrá nada que pueda socorreros del designio de Allah, y sólo se salvará aquel a quien Allah le tenga misericordia’; y las olas se interpusieron entre ambos, y [su hijo] se contó entre los ahogados”. (11:43)

    El hijo de Noé se negó a seguir a su padre, a tener fe, y se condenó a sí mismo. ¿Por qué? Porque pensó que las cosas de este mundo le podrían dar un futuro mejor que la fe y el consejo de los profetas. El hijo de Noé no se arrojó al agua para morir, sino que en lugar de subir al arca, que era un acto de fe, se subió a una montaña, que era un pensamiento lógico, un lugar elevado, pero negando la fe, un día que sólo sirve la fe.

    Entonces, cuando todo estuvo decidido, y los que no siguieron al profeta y enviado de Allah perecieron por su propia incredulidad, Allah reinició el ciclo de la vida, para recompensar a los creyentes y que las generaciones futuras tuvieran un gran ejemplo de la importancia de seguir el objetivo de tu creación que es adorar y servir a Allah y su causa, obrar según las reglas de quien es el creador de la creación y sabe lo que es mejor para ti. Allah nos informa sobre su voluntad:

    “Y fue ordenado: ¡Oh, tierra! Traga tu agua. ¡Oh, cielo! Deja de llover. Y entonces el agua fue descendiendo y así se cumplió el designio, y [la barca] se detuvo y se asentó sobre el monte Yúdii, y fue dicho: ¡La maldición recayó sobre los injustos y fueron exterminados!”. (11:44)

    Para que nadie piense que la maldad, la opresión y las injusticias quedan impunes. Llega un día en que todos han de pagar por sus faltas. ¿Tú sabes cuándo es tu día? No, no lo sabes, pero puedes prepararte para ese día construyendo tu arca en este mundo, para estar listo.

    Noé era un padre, y como todo padre sentía pesar por su hijo, y quizá como muchos musulmanes en la actualidad piensan que por el hecho de ser creyente, tenía garantizado que sus hijos también lo serían… pero no es así, si el hijo de un profeta de Allah descreyó, ¿qué te garantiza a ti que tu hijo será creyente? Nada, solo puedes ayudar a construir el arca en tu comunidad, para que tu hijo tenga un ambiente islámico para crecer y formarse allí.

    Miremos la fe de Noé, pero al mismo tiempo su dolor por la incredulidad de su hijo. Estaba desbastado como padre, porque había pensado que su hijo se salvaría.

    “Noé invocó a su Señor diciendo: ‘¡Oh, Señor mío! Por cierto que mi hijo era parte de mi familia [y pensé que no sería destruido]; Tu promesa es verdadera, y Tú eres el mejor de los jueces’. Dijo Allah a Noé: ‘¡Oh, Noé! En verdad él no era de [los que se salvarían de] tu familia, pues obró en forma impía [e incrédula]’. (11:45-46)

    Allah concluye esta historia diciéndonos que las reveló para consolar nuestros corazones, darnos enseñanzas y ejemplos, y un mensaje esencial: Creer, ser paciente y perseverante en la fe, obrar rectamente, porque quien se aparte de este camino tendrá un disfrute corto y transitorio, pero terminará sufriendo un doloroso castigo en este mundo y el otro. Dice Allah:

    “Éstas son historias que no conocías, y te las revelamos; ni tú ni tu pueblo las sabían. Ten paciencia, que en verdad el éxito [en esta vida y la otra] es para los piadosos”. (11:49)

    Hermanos y hermanas en el islam pidan paz y bendiciones por el Profeta Muhammad, tal como Dios nos enseña en el Corán:

    “Ciertamente Allah y Sus Ángeles bendicen al Profeta. ¡Oh, creyentes! Pidan bendiciones y paz por él”. [Corán 33:56]

    ¡Oh Allah! Me refugio en Ti de desviarme o ser desviado, de equivocarme o de que me precipite en el error, de oprimir y ser oprimido, de ser ignorante o que sean ignorantes conmigo.

    ¡Oh Allah! Tú eres el Soberano, no existe dios excepto Tú. Tú eres mi Señor y yo soy tu siervo. He sido injusto con mi alma, reconozco mis pecados, perdona todas mis culpas, y mis faltas porque nadie perdona los pecados sino Tú. Guíame hacia los mejores modales, no guía a ellos sino Tú. Aleja de mí las malas obras, no las aleja sino Tú.

    ¡Oh Allah! Perdóname tanto los pecados que cometí como lo que dejé de hacer, y aquellos que haya cometido en secreto y públicamente, y lo que haya malgastado, como también de aquellas cosas que Tú bien sabes de mí.