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El derecho Islámico (Fiqh) es la ciencia que estudia cada uno de los distintos dictámenes y los deduce de sus fuentes originales: el Corán y la Sunnah para que los musulmanes puedan ponerlos en la practica en todos los aspectos de su vida. Por consiguiente el derecho islámico abarca todos los aspectos de la vida humana para así poder ofrecer un juicio a cada cuestión desde los ritos de adoración a las relaciones sociales y los juicios jurídicos en los campos del derecho familiar, comercial, contractual, político local e internacional, los procedimientos criminales y la administración de justicia. Capítulo 2: La oración

    Tratado de Derecho Islámico

    CAPÍTULO 2

    LA ORACIÓN

    I – Definición, estatus y virtudes de la oración

    ] Español [

    مختصر الفقه الإسلامي

    كتاب الصلاة

    1- معنى الصلاة وحكمها وفضلها

    [اللغة الإسبانية ]

    Muhammad ibn Ibrahim Al-Tuwaijri

    محمد بن إبراهيم التويجري

    Traducción: Muhammad Isa Garcia

    ترجمة: محمد عيسى غارسيا

    Oficina de Dawa en Rabwah - Riyadh

    المكتب التعاوني للدعوة وتوعية الجاليات بالربوة بمدينة الرياض

    1429 – 2008

    I – Definición, estatus y virtudes de la oración

    Las cinco oraciones diarias son el pilar más importante del Islam después de los dos testimonios de fe (Ash Shahadatan). Son obligatorios para todo musulmán y musulmana en todas las situaciones. La oración tiene una forma apropiada tanto en situaciones de seguridad como de temor, de salud como de enfermedad y de residencia como de viaje.

    Definición de oración (Salat)

    Es un rito de adoración (‘Ibadah) que consta de palabras y actos específicos, que se inician con el Takbir[1] y finalizan con el Taslim[2].

    La sabiduría que encierra la prescripción de la oración

    1. La oración es luz; y así como la luz sirve para guiarse, la oración guía hacia la rectitud, previene de cometer pecados y aleja de las malas obras y las obscenidades.

    2. La oración es una comunicación con el Señor del Universo. La oración es el pilar de la religión. En la oración la persona encuentra el deleite del diálogo con su Señor. Su alma se purifica, su vista se refresca, su corazón se pacifica, su pecho se libera, sus necesidades son satisfechas y descansa de las preocupaciones de esta vida y del más allá.

    3. La oración tiene un aspecto exterior, como es el estar de pie, sentarse, inclinarse, prosternarse y demás acciones y palabras que se pronuncian en ella. Pero también tiene un aspecto interno que se relaciona con el corazón espiritual a través de la glorificación, la magnificación, la obediencia, la alabanza, la entrega, el temor y el amor a Aláh. El aspecto exterior de la oración se logra siguiendo el ejemplo del Profeta (la paz y las bendiciones de Aláh sean con él) sobre cómo realizar la oración. Es aspecto interno, en cambio, se logra a través del monoteísmo (At-Tawhid), la fe, la sinceridad y la entrega.

    4. La oración tiene un cuerpo y un espíritu. Su cuerpo lo forman las acciones de levantarse, sentarse, inclinarse, prosternarse y recitar el Corán. Su espíritu lo constituye la glorificación y las alabanzas a Aláh, el sentimiento de temor devocional, las súplicas, el arrepentimiento y el pedido de paz y bendiciones para el Profeta (la paz y las bendiciones de Aláh sean con él), su familia y todos los siervos rectos.

    5. Aláh ordenó que todo ser humano luego de pronunciar los dos testimonios de fe aferre su vida a cuatro preceptos: la oración (As-Salah), el ayuno (As-Siam), la solidaridad social obligatoria (Az-Zakah) y la peregrinación (Al-Hayy). Todos estos preceptos constituyen los pilares sobre los que se alza el Islam. Además son un entrenamiento para ejecutar las órdenes de Aláh sobre el individuo, sus bienes, sus pasiones y sus deseos. El ser humano debe someter su vida a las órdenes de Aláh y Su Mensajero, y no a sus propios deseos y pasiones.

    6. Mediante la oración, el musulmán cumple con los mandamientos establecidos por Aláh para cada uno de los miembros de su cuerpo. Así se entrena para cumplir con las órdenes de Aláh en todos los aspectos de su vida: en su moral, en sus relaciones interpersonales, en su alimentación, en su vestimenta, etc. De este modo el musulmán se entrega a la obediencia de su Señor dentro y fuera de la oración.

    7. La oración previene de incurrir en malas acciones y es un medio de expiar los pecados. Abu Hurairah (Aláh se complazca con él) relató que oyó al Mensajero de Aláh (la paz y las bendiciones de Aláh sean con él) decir: “Si un río pasara frete a la puerta de tu casa, y se lavaran en él todos los días cinco veces. ¿Acaso les quedaría alguna suciedad?” Respondieron (los Sahabah): ¡No! Entonces el Profeta (la paz y las bendiciones de Aláh sean con él) dijo: “Pues así es cómo Aláh purifica de los pecados con las cinco oraciones”.[3]

    La rectitud del corazón

    Si el corazón es recto el cuerpo lo será también. El corazón alcanza la rectitud con dos acciones:

    1. Preferir lo que complace a Aláh por encima de lo que complace al ego.

    2. Respetar los mandamientos y las prohibiciones, cuyo conjunto conforman la legislación Islámica.

    Esto se consigue glorificando y respetando a Aláh, pues Él es el Legislador Supremo que emite esos mandamientos y prohibiciones. El ser humano puede cumplir los mandamientos por apariencia, debido a que las personas lo están observando o con el fin de ser respetado y elogiado por las personas, y puede apartarse de lo prohibido para no caer en desgracia ante la gente o por temor a las penalidades que Aláh prescribió, pero esto no es una conducta basada en el respeto a los mandamientos y las prohibiciones ni en la devoción al Legislador Supremo.

    Señales que indican el respeto por los mandamientos de Aláh

    Que la persona respete sus tiempos y sus prescripciones, cumpla con los pilares, obligaciones y asuntos recomendados de los preceptos religiosos, se esfuerce en cumplir con todas sus obligaciones de la mejor manera posible, se apresure a realizar los actos de adoración cuando llega su tiempo prescrito, se entristezca cuando los retrase, se lamente por perder la oración en comunidad, se enoje por la causa de Aláh al ver que Sus preceptos no son respetados, se arrepienta de su desobediencia, se enorgullezca de ser obediente, no recurra siempre a los permisos especiales (Ar-Rujas), no se interese por buscar las razones a los preceptos religiosos, y que cuando comprende la sabiduría que existe detrás de una prescripción divina, se esfuerza más en obedecer a su Señor.

    Comprender las leyes de Aláh

    Las leyes de Aláh son de dos tipos:

    1. Prescripciones agradables para la persona, como la orden de alimentarse de todo lo bueno que Aláh ha creado, el permiso de casarse, la posibilidad de explotar los recursos del mar y la tierra, etc.

    2. Prescripciones desagradables para la persona. Éstas, a su vez, son de dos clases:

    Prescripciones livianas, como las súplicas, el recuerdo de Aláh, los actos voluntarios, las oraciones prescritas, la recitación del Corán, etc.

    Prescripciones pesadas, como la difusión del Islam, ordenar el bien y prohibir el mal y defender militarmente a su pueblo de las invasiones y los ataques foráneos por la causa de Aláh.

    La fe del musulmán aumenta con el cumplimiento de las prescripciones tanto las livianas como las pesadas. Cuando la fe aumenta, lo desagradable se hace agradable y lo pesado se hace liviano. Así se materializa la voluntad de Aláh sobre Sus siervos a través de la difusión del Islam y la adoración.

    La naturaleza del ser humano

    Aláh puso en cada ser humano dos naturalezas: Una rebelde y otra sosegada. Debido a que estas dos naturalezas son opuestas, todo lo pesado para la primera es liviano para la segunda, y todo lo que significa gozo para la segunda es padecimiento para la primera. Con la naturaleza sosegada hay un ángel y con la rebelde un demonio. La verdad está siempre del lado del ángel y la naturaleza apacible, y la falsedad está junto al demonio y la naturaleza rebelde, y la lucha entre ambas es permanente.

    La condición legal de la oración

    Las cinco oraciones diarias son obligatorias para todo musulmán, responsable de sus obras, sea hombre o mujer. Las musulmanas, en particular, están liberadas de la obligación de rezar durante la menstruación y el puerperio hasta que se purifiquen. La oración es el pilar más importante del Islam después de los dos testimonios de fe.

    Aláh dice en el Corán:

    1. “La oración ha sido prescrita a los creyentes para realizarla en horarios determinados”. (4:103)

    2. “Observen la oración prescripta, y especialmente la oración intermedia, y cúmplanla con sometimiento a Aláh”. (2:238)

    3. ‘Abdullah Ibn ‘Umar (Aláh se complazca con él) relató que el Mensajero de Aláh (la paz y las bendiciones de Aláh sean con él) dijo: “El Islam se erige sobre cinco pilares: el testimonio de que no hay más dios que Aláh y que Mujámmad es Su siervo y Mensajero, el cumplimiento de la oración, el pago de la contribución social obligatoria (Zakah), la peregrinación a la Casa Sagrada y el ayuno del mes de Ramadán”.[4]

    4. Ibn ‘Abbas (Aláh se complazca con él) relató que el Profeta (la paz y las bendiciones de Aláh sean con él) envió a Mu‘adh al Yemen y le dijo: “Invítalos al testimonio de que nada ni nadie tiene derecho a ser adorado salvo Aláh y que yo soy el Mensajero de Aláh. Si te obedecen en ello, enséñales que Aláh les ha ordenado realizar cinco oraciones diarias...”.[5]

    Señales de la madurez legal (Al-Bulug)

    El musulmán responsable legalmente (Mukal-laf) es la persona madura y consciente. Las señales de la madurez son:

    Señales comunes a hombres y mujeres: Cumplir quince años, el crecimiento del vello en el pubis y la emisión seminal.

    Señales exclusivas de los hombres: El crecimiento de la barba y el bigote.

    Señales exclusivas de las mujeres: El embarazo y la menstruación.

    A los niños se les debe ordenar hacer la oración a los siete años, y a partir de los diez, sus tutores deben castigarlos por no hacerla.

    La importancia de la oración

    Abu Hurairah (Aláh se complazca con él) relató que el Profeta (la paz y las bendiciones de Aláh sean con él) dijo: “Por lo primero que se le pedirá cuentas la persona en el Día de la Resurrección será por su oración. Si estuvo completa se le registrará completa, pero si le faltó algo se dirá (a los ángeles): ¡Observen si encuentran algo de sus oraciones voluntarias para completar lo que perdió de sus obligatorias! Y por las demás obras rendirá cuentas de la misma manera”.[6]

    Las oraciones obligatorias[7]

    Aláh prescribió la oración a Su mensajero en la noche del viaje nocturno[8] directamente sin intermediarios, un año antes de la emigración de La Meca a Medina[9]. Aláh, en un principio, prescribió cincuenta oraciones diarias, y esto prueba la importancia de la oración y el amor que Aláh le tiene. Luego los redujo a cinco en la práctica y dispuso que su recompensa sea equivalente a la de cincuenta, como una bendición y misericordia de Su parte.

    Los rezos diarios prescritos para todo musulmán y musulmana son cinco: Ad-Duhr, Al-‘Asr, Al-Magrib, Al-‘Isha' y Al-Fayr.

    El veredicto de quien niega la obligatoriedad de la oración o abandona completamente su práctica

    Quien niega la obligatoriedad de la oración deviene incrédulo; así también sucede con el que abandona completamente su práctica por negligencia o pereza. Si la persona es ignorante debe ser enseñada al respecto. En cambio, si conoce su obligatoriedad y abandona su práctica, se lo debe exhortar a que se arrepienta de su falta durante tres días. Si esto no sucede, se le aplicará un catigo.

    1. Aláh dice en el Corán: “Pero si se arrepienten [de su idolatría y aceptan la fe], cumplen con la oración prescrita y pagan el Zakah, entonces son vuestros hermanos en la religión...” (9:11)

    2. Yabir (Aláh se complazca con él) dijo: Oí al Profeta (la paz y las bendiciones de Aláh sean con él) decir: “Entre el hombre y la idolatría y la incredulidad se encuentra el abandono de la oración”.[10]

    3. ‘Abdullah Ibn ‘Abbas (Aláh se complazca con él) relató que el Profeta (la paz y las bendiciones de Aláh sean con él) dijo: “Quien abandone (y combata) nuestra religión[11] que se le aplique un castigo”.[12]

    Consecuencias legales para quien niega la obligatoriedad de la oración o la abandona completamente

    1. En vida: No puede casarse con una musulmana, su tutoría queda legalmente nula, no puede obtener la custodia de sus hijos en caso de divorcio, no hereda, no se puede comer la carne de los animales que sacrifica y no puede entrar a La Meca, pues quien abandona completamente la oración o niega su obligatoriedad es considerado incrédulo.

    2. Si muere, no se lo lava, no se le amortaja ni se reza por él, no se lo entierra en los cementerios de los musulmanes, no se Le pide a Aláh que le tenga misericordia, no se hereda de él y su destino es el Infierno por su incredulidad, pues quien reniega de la oración reniega de su religión.

    Quien abandona la oración completamente, es decir que no reza nunca, es un incrédulo renegado de la religión islámica. Quien abandona la oración parcialmente, rezando a veces y otras no, no es considerado incrédulo (Kafir) sino corrupto (Fasiq), pues está cometiendo un gran pecado, se perjudica a sí mismo y desobedece a Aláh y a Su Mensajero.

    La virtud de esperar por la oración

    Abu Hurairah (Aláh se complazca con él) relató que el Mensajero de Aláh (la paz y las bendiciones de Aláh sean con él) dijo: “La persona se encuentra rezando mientras permanece en el lugar de la oración, esperando por la oración. Los ángeles dicen: ¡Oh, Aláh! ¡Perdónale! ¡Oh, Aláh! ¡Ten misericordia de él! hasta que abandona el lugar o anula su ablución”.[13]

    La virtud de dirigirse a la mezquita para la oración en estado de purificación

    1. Abu Hurairah (Aláh se complazca con él) relató que el Mensajero de Aláh (la paz y las bendiciones de Aláh sean con él) dijo: “Quien se purifique en su hogar y luego se dirija hacia una de las casas de Aláh para cumplir con uno de las oraciones obligatorias de Aláh, uno de sus pasos le borrará una falta y otro le elevará un grado”.[14]

    2. Abu Umamah (Aláh se complazca con él) relató que el Mensajero de Aláh (la paz y las bendiciones de Aláh sean con él) dijo: “Quien salga de su casa en estado de purificación para realizar una oración obligatoria obtendrá la recompensa de quien realiza la peregrinación mayor. Quien salga a la oración de la media mañana, con ese único objetivo, obtendrá la recompensa de quien realiza la peregrinación menor (‘Umrah). Y una oración que fue precedida por otra oración, entre las cuales no hubo ninguna trasgresión, será asentado en el registro más elevado (‘Illiiun).[15]

    La concentración (Jushu‘) durante la oración se logra con

    1. La atención del corazón.

    2. La comprensión de lo que se recita o se oye.

    3. La humildad, que es resultado de la conciencia de la grandiosidad y magnificencia de Aláh, y la conciencia de la insignificancia de uno mismo. De ambas surge la entrega y el sometimiento a Aláh.

    4. El temor devocional, que es más elevado que la humildad, y nace de la conciencia del poder y magnificencia de Aláh y el reconocimiento de que no lo adoramos como merece.

    5. La esperanza, que consiste en tener confianza en alcanzar la recompensa de Aláh.

    6. La vergüenza al ver las gracias que Aláh concede al hombre y las faltas que cometen éstas a pesar de ello.

    Cómo es el llanto permitido

    El llanto del Profeta (la paz y las bendiciones de Aláh sean con él) durante la oración no era con gemidos ni lamentos en voz alta; sino que sus ojos derramaban lágrimas y su pecho suspiraba por el llanto.

    En ocasiones lloraba por temor a Aláh, otras porque temía por su comunidad y otras veces por misericordia hacia ellos. También lloraba por misericordia a algún difunto y cuando oía las aleyas que hablan de las promesas y advertencias de Aláh, Sus signos y gracias, y las historias de los Profetas anteriores.

    Alcanzar la virtud relacionada con el rito mismo, como la concentración en la oración, es más importante que alcanzar la virtud relacionada con el lugar donde se realiza el rito; por ello, no es conveniente rezar en lugares que hagan perder la concentración, como donde hay aglomeraciones.

    El momento en que las obras son presentadas ante Aláh

    Narró Abu Hurairah (Aláh se complazca con él) que el Mensajero de Aláh (la paz y las bendiciones de Aláh sean con él) dijo: “Las puertas del Paraíso se abren los lunes y los jueves (y según otra versión: “Se exponen las acciones los lunes y los jueves”). A todo siervo que no haya asociado nada con Aláh, se le perdona, excepto a aquellos entre quienes existe una enemistad. Y es dicho: ¡Dejen a estos dos hasta que hagan las paces!”.[16]

    Abu Hurairah (Aláh se complazca con él) relató que el Mensajero de Aláh (la paz y las bendiciones de Aláh sean con él) dijo: “Hay ángeles que llegan los visitan sucesivamente durante el día y la noche; todos se reúnen durante la oración del Fayr y la oración del 'Asr. Aquellos que pasaron la noche junto a ustedes ascienden (al cielo) y Aláh les pregunta, a pesar de que Él todo lo sabe: “¿Cómo han dejado a mis siervos? Y (los ángeles) responden: ‘cuando los dejamos estaban orando y cuando llegamos estaban orando”.[17]

    [1] Takbir: pronunciar la fórmula: Aláhu Akbar (¡Aláh es Supremo!).

    [2] Taslim (saludar con la paz): En la oración significa pronunciar el saludo: As salam ‘alaikum ua rahmatuláh (¡Qué la paz y la misericordia de Aláh sea con vosotros!).

    [3] Al-Bujári 528. Muslim 667.

    [4] Al-Bujári 8. Muslim 16.

    [5] Al-Bujári 1395. Muslim 19.

    [6] Hadiz Sahih. An-Nasa’i 564. Ibn Mayah 1425.

    [7] En árabe: Fard

    [8] Isra' wal mir’ray: El viaje nocturno y la elevación a los cielos que el Profeta Mujámmad (la paz y las bendiciones de Aláh sean con él) realizó de La Meca hasta Jerusalén y de allí a los cielos.

    [9] Hiyrah: Este episodio hace referencia a la emigración del Profeta Mujámmad (la paz y las bendiciones de Aláh sean con él) de La Meca a Medina, en el año 622 d.C., marca el inicio del calendario islámico y el comienzo del primer estado musulmán.

    [10] Muslim 82.

    [11] En este contexto significa quien instaa la gente a no cumplir con este pilar de la religión.

    [12] Al-Bujári 3017.

    [13] Al-Bujári 176. Muslim 649.

    [14] Muslim 666.

    [15] Hadiz Hasan (aceptable). Abu Dawud 558.

    [16] Muslim 2565

    [17] Al-Bujári 555. Muslim 632.